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    Como todavía no se habla demasiado de exámenes y no hay excesiva presión, me permito el lujo de hablar del enemigo número uno del estudio: los juegos de ordenador.

   Debo reconocer que el tener que elegir entre un comentario de textos, el análisis de una frase frente a una partida de matamarcianos, atropellapeatones o cualquier descargador de adrenalina al uso, no es difícil: ganan por goleada los segundos. Pero es que, además, un servidor no supo sustraerse en su día a la atracción fatal que ejercían sobre su persona los malditos juegos. Ya se me va pasando un poco la pasión desbocada e invencible que me empujaba a pasar horas y horas, días y días, recorriendo pasillos, juntando madera y comida o mejorando criaturas. Era curioso comprobar que, aunque estuviese desfallecido tras una dura jornada de trabajo, el juego tenía la capacidad de revitalizarme y supermineralizarme, acabar con mi sueño y obviar los solícitos requerimientos de mi mujer (ella llamaba a mi ordenador “la otra” o “la zorra”). ¿Qué hubiera sido de mí si hubiese existido la realidad virtual? Sería un auténtico ludópata que renunciaría al mundo real.

Pero para no sentirme mal quiero que me digáis los juegos que más horas os robaron en su día, esos de “una partidita corta”, “sólo un turno más”.

   Para que no se diga os pongo los míos:

  • Doom II: consiguió, tras largas horas de juego, que pensase en el arma más efectiva al girar un pasillo en el Corte inglés.
  • Heroes of Might and Magic: este tiene el récord de mantenerme pegado al sillón durante más horas y el de conseguir la mayor bronca con mi santa esposa.
  • Age of empires II: con la cosa de jugar por internet y el stress que te metía para correr más que el otro, tiene el honor de hacer que me hayan dolido los dientes de tanto apretarlos.

   Venga, que no se diga, cuenta tus juegos inconfesables.

Post Author: ReyVindiko

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