Comentario a un soneto de Garcilaso

 

 

SONETO V


 

Escrito está en mi alma vuestro gesto

Y cuanto yo escribir de vos deseo:

Vos sola lo escribistes; yo lo leo

Tan solo que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,

Que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,

De tanto bien lo que no entiendo creo,

Tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;

Mi alma os ha cortado a su medida;

Por hábito del alma misma os quiero;

Cuanto tengo confieso yo deberos;

Por vos nací, por vos tengo la vida,

Por vos he de morir, y por vos muero.


 

COMENTARIO

 

[Localización] El texto es uno de los 38 sonetos petrarquistas que el mismo Garcilaso, junto con Juan Boscán, introdujeron en España y que dan forma definitiva a este tipo de estrofa hasta nuestros días. Forma parte de uno de los principales trabajos de Garcilaso, junto con las Églogas y las Canciones.

Este es uno de los poemas en los que el poeta alude a su amor por Isabel Freire, dama de la corte portuguesa que marcará los vaivenes del sentimiento amoroso que plasma en su poesía.

Garcilaso encarna el perfecto cortesano que tanto admiraba el Renacimiento: soldado, hombre de palacio, poeta y amante. Los sentimientos que se reflejan en este poema guardan un gran equilibrio y las ideas platónicas sobre el amor también quedan patentes en el texto (el alma ideal como modelo de otra).

 

[Tema] El tema es, evidentemente, el amor. El poeta habla de dos almas que están predestinadas a encontrarse (yo no nací sino para quereros) y esto llega a un ámbito incluso religioso ( de tanto bien lo que no entiendo creo), aunque este encuentro amoroso nunca tendrá lugar. Se mantiene así el modelo de amor cortesano renacentista por el que el poeta guardará silencio en cuanto a sus sentimientos por no deshonrar a su dama (…que aun de vos me guardo en esto).

 

[Estructura] Se trata, como ya se ha dicho, de un soneto petrarquista clásico, formado por dos cuartetos más dos tercetos con rima consonante ABBAABBACDECDE.

En los cuartetos se nos muestra la importancia de este amor con dos metáforas: el alma como papel en el que la amada escribe y la amada como motivo de fe, al igual que Dios. En los tercetos esta idea se refuerza mostrando el poeta que su existencia sólo tiene sentido por su amada.

 

[Análisis de la forma] Nos encontramos en el primer cuarteto con la aliteración del sonido /S/: debemos pensar que el poeta está revelando un secreto en voz baja, susurrando casi, ya que se trata de algo que no quiere revelar ni a la misma amada. Como ya se ha dicho anteriormente, en este primer cuarteto, aparece la metáfora más audaz y original del poema: el alma del poeta como papel donde la amada va plasmando los sentimientos que dan origen al poema. El poeta entonces ha interiorizado y es un reflejo de la amada, que dicta las palabras de este poema (idea de amor platónico).

Los cuartetos se encuentran entrelazados mediante una anadiplosis con el fin de no abandonar el tema: el poeta hace hincapié en la permanencia eterna de este sentimiento mediante la repetición del verbo estar y el adverbio siempre. La metáfora alcanza aquí un nuevo plano casi místico puesto que el poeta está extasiado por su dama, al igual que los cristianos lo estamos ante Dios. Y al igual que los cristianos, la fe es ciega e irracional (tópico amoroso): no se entiende pero se cree. En este mismo cuarteto nos encontramos con una hipérbole que señala que es tan grande la presencia de la amada que el alma del poeta no puede asimilarla (visión cristiana de Dios).

En el primer terceto hay un giro: mediante una nueva hipérbole en el primer verso (yo no nací sino para quereros) el poeta aparece sin libertad, predestinado a querer eternamente a esta mujer, mostrándose otra vez una estrecha relación con el cristianismo, que entiende que el hombre existe para amar a Dios, aunque el cristiano es más libre que Garcilaso en este poema.

Esta falta de libertad queda también reflejada en una personificación, la del alma que con autonomía propia, sin la participación de la voluntad del poeta, no copia ni calca ya, sino que se recorta así misma siguiendo el patrón de la amada.

Es ya al final del poema cuando el sentimiento desborda el equilibrio del amor renacentista. Si bien el poeta debe la vida a su amor, éste, a su vez, le da la muerte. Estos dos magníficos últimos versos están construidos sobre la anáfora y el paralelismo y dos imágenes antitéticas: la vida y la muerte.

 

[Conclusión] Tenemos entonces una clara y bella muestra de lo que fue el amor cortesano y renacentista, aunque con reminiscencias de la canción castellana del siglo anterior: el sufrimiento y muerte voluntarios del enamorado. Garcilaso superó a Petrarca en saber velar elegantemente sus pasiones y sentimientos, dando muestra de su maestría en la construcción de sonetos, que siendo una estrofa muy rígida, aparece en todo momento perfectamente equilibrada y fluida.

 

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