DISCURSO CENA DE GRADUACIÓN
por Raúl Rosas y Victoria Ortigosa
Introducción
Wow! Qué guapos estáis todos… Esperamos que estéis disfrutando tanto como nosotros pero ahora os vamos a robar unos minutos, ya que hay varias cosas que decir… Pero no os preocupéis, que seremos escuetos…
(Broma del papel)
Bueno, bromas aparte, centrémonos en el motivo por el que estamos aquí. Sí amigos, estamos por fin en la “cena de Bachiller”. Ese acto que tantas veces hemos visto en el itinerario de las fiestas del colegio y que ahora por fin está dedicado a nosotros. Y es que hemos pasado tanto para llegar hasta aquí… Elige vestido, zapatos, bolso, peinado… Ah sí, y los exámenes finales claro… (Risas)
En serio, parece que fue ayer cuando algunos entramos por las puertas del colegio con apenas tres añitos. Y es que no quiero haceros sentir viejos, pero somos de las últimas generaciones, si no la última, que ha conocido el colegio con su plaza de toros… Pff, cómo pasa el tiempo… Aquello si que era una buena época, cuando nuestras únicas preocupaciones eran no perder el babero y a qué íbamos a jugar en cada recreo…
Luego llegó la primaria, cambiando de pabellón y de recreo, aquel que parecía enorme cuando en realidad era la zona que rodeaba al edificio. Para aquel entonces, las preocupaciones fueron siendo mayores: sumar, restar, la cartilla Rubio… Y el babero, el dichoso babero se seguía perdiendo…
Así fuimos avanzando, con niños y niñas llegados al colegio en 1º y 2º y que ahora, en 3º y en 4º eran igual de amigos que los que estábamos desde antes. Aquí la cosa cambiaba; ya el horario constaba de más horas de clase que de juegos. Las niñas miraban a los niños, los niños miraban… bueno, los niños miraban a la tierra, los bichos… (Esperar risa) Sin darnos cuenta teníamos el paramañana repleto de actividades. ¡Ah! Y había que traerlo firmado todos los días. Era muy típico ver sentados en cada recreo a los castigados por no traerlo, bueno, y a su lado siempre había algún castigado por no tener el babero… ¡Ay el babero!
En 5º y 6º ya hubo que centrarse. Éramos los más grandes de primaria y pasaríamos a ser los más pequeños de la ESO. Pero nos daba igual, lo más importante es que ahora el recreo era todo el colegio, enterito, además de que el curso no era más que un entrenamiento para ver quién era mejor en la liga interna: si el A o el B. Por supuesto, y no es porque seamos del B, pero siempre tuvimos más medallas… (Esperar risa) Otra cosa que nunca olvidaremos son las interminables horas de diversión en el comedor. Para entonces, ya no teníamos babero y empezamos a comer en el comedor “de los mayores”, porque si os acordáis, cuando éramos pequeños comíamos en el otro comedor, en el de arriba… Cómo cambia el colegio…
En fin, en un abrir y cerrar de ojos nos adentramos en la ESO, donde la cosa se ponía seria de verdad. Aquí ya debíamos crecer, madurar y centrarnos en estudiar. Éstas fueron las palabras más repetidas por nuestros tutores, pero ¿cómo íbamos a conseguir todo eso en plena edad del pavo? 1º y 2º se resumieron en escuchar las innumerables historias de Don Jose Juan y Fátima sobre el viaje a Portugal. Dicho viaje finalmente llegó para nosotros. Lo disfrutamos al máximo, haciendo piña para pasarlo bien y para bailar en plena calle el “Ai seu te pego” con el negrito bailongo. ¿Os acordáis?
Entre risas y castigos pasaríamos la ESO, porque ambas cosas parecen íntimamente relacionadas. ¿Verdad Don Germán? Cuántos recreos pasamos sentados en las columnas de secretaría unos cuantos -bueno, unos cuantos no, los mismos tontos de siempre- después de haber hecho alguna trastada.
Así, 3º y 4º fueron nuestros años más rebeldes, cuando nos sentíamos los reyes del mundo y los profesores teníais que mantenernos a raya… ¡Ay cómo apreciamos ahora esas sabias regañinas! Si es que no nos podíamos ni imaginar lo que se nos venía encima: el todopoderoso e insufrible Bachiller. A decir verdad, si algo caracteriza a estos dos últimos años que nos han preparado hasta llegar aquí, son los magníficos profesores que hemos tenido. No os podéis hacer una idea de lo mucho que os tenemos que agradecer, así que al menos vamos a intentarlo…
Discursos individuales
Cierre
Bueno, pues como ya han transmitido nuestros compañeros, los profesores de este colegio son quienes lo hacen tan especial. Y es que llevamos dos años pensando en dos días: el de hoy y el de dentro de dos semanas. Dos años que se hacen largos y duros, pero que gracias a todos vosotros se nos han hecho muy amenos. Porque dais significado a palabras como son “enseñanza y educación”. Cuando pudisteis llegar a clase y dar el temario sin preocuparos mucho más, no lo hicisteis. En su lugar, nos disteis vuestros correos y teléfonos para que preguntásemos lo que necesitáramos cuando fuese. No han sido ni uno ni dos los mensajes desesperados a las once de la noche antes de un examen… Y por supuesto, esos mensajes no se quedaron sin responder…
Porque nos habéis aconsejado en todo lo que habéis podido, nos habéis orientado y nos habéis dado un tirón de orejas para centrarnos cuando lo hemos necesitado. Porque desde el primer día de septiembre nos habéis hecho conscientes del largo camino que nos quedaba por recorrer, pero siempre dándonos ánimo y empujándonos para que llegásemos al final. Porque de pronto te paras a pensar y ya no sabes donde acaba tu profesor y empieza tu amigo, compañero y consejero. Porque no sois nuestros profesores de lunes a viernes de ocho a tres, sino que luego tenéis ganas y tiempo para iros a comer con nosotros o a jugar al fútbol tras haber acabado un examen. ¡Ahí sí que había tensión! (Esperar risa) Esto y mil cosas más que hacen de este colegio una gran familia. Una familia que se antoja desagradable un lunes a las ocho de la mañana con la pizarra llena de fórmulas, pero que sin duda echaremos mucho de menos. Porque después de todo lo que hemos pasado durante el Bachiller -el agobio de notas, de elegir carrera, los montones de apuntes…- sin duda siempre os guardaremos a todos vosotros en nuestro corazón, porque como ya hemos dicho, hacéis de este colegio una familia. Nuestra familia.
Por todo ello queremos daros las gracias, pero como no nos cansaríamos de darlas con palabras, vamos a dároslas devolviendo vuestro esfuerzo y dedicación empleados en nosotros. Vamos a salir a Selectividad y vamos a demostrar qué se nos enseña en el Colegio Europa. Vamos a dar lo mejor de nosotros para realizar un trabajo que esté a la altura del que vosotros hacéis día sí y día también en este colegio. Vamos a salir y a sacar las notas que necesitamos para labrarnos nuestro futuro.
Porque eso es lo que nos regaláis aquí: la posibilidad de luchar por el mejor futuro posible. Y estoy seguro de que un año más conseguiremos lucir ese cartel que tanto os gusta de “100% de aprobados en Selectividad”. Pero este año será aún mejor. Este año os vamos a dar otro cartel más importante si cabe para que lo colguéis junto al otro. Y es este: el de “100% de alumnos orgullosos de su colegio, el Colegio Europa.”
Muchísimas gracias a todos.