La verdad os hará libres

 

El Papa
El Papa

Como he comentado en alguna clase de religión, si algo hay en común en los medios de comunicación es odio a la iglesia y pocas ganas de informar y muchas de formar opinión. En algunas cadenas parece que, para trabajar en ellas, es necesario que pongas en el currículum y demuestres a diario tu capacidad crítica con todo lo tocante a la iglesia, y si no hay nada criticable, pues se inventa o tergiversa.
Pero no me voy a limitar a dar mi opinión yo también, sino que dejo las palabras que dijo el actual dueño de la silla de San Pedro en una entrevista, de viaje a África:
Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África está, en particular, el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?

 

El Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio, que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar el problema del sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse el uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad, incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen.”

Podríamos hacer un comentario sobre el texto y estaría dispuesto a asegurar que ninguno de mis alumnos (incluidos los más torpes o malintencionados, que de todo hay en la viña del Señor) orientaría su opinión hacia la aseveración de que el Papa quiere que se extienda el Sida en el continente africano.
Lo gracioso del asunto es que muchos de los medios de comunicación sacan esa conclusión de sus palabras.
¿Con qué os quedáis vosotros: mala intención, caradura, ignorancia de los periodistas?

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