La segunda etapa se corresponde con la llamada Edad Media, una etapa que aún hoy en día tiene que soporta una cierta mala fama por culpa de los prejuicios que hacia ella vertieron, entre otros, los humanistas del Renacimiento y los ilustrados del siglo XVIII.
El inicio de la Edad Media es, lógicamente, el final de la Edad Antigua, esto es, el año 476, cuando se produjo la desaparición del Imperio Romano de Occidente. En cuanto a su final, a partir de aquí se produce una divergencia entre lo que ocurre en Europa y lo que ocurre en España: mientras en Europa se considera que la Edad Media termina con la toma de la ciudad de Constantinopla por los turcos, acontecimiento que tuvo lugar en 1453, en España la Edad Media se prolonga hasta el año 1492, fecha en la que se produjo el trascendental descubrimiento de América por Cristóbal Colón, aunque él no quería, la criatura.
El que se elijan dos fechas distintas para marcar el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna se debe, simplemente, a la mayor o menor relevancia del episodio histórico, puesto que para España la caída de Constantinopla no fue un hecho que se dejara notar en exceso.
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