Domingo. No podemos ir a Belfast. Nos quedamos en Dublín y decidimos coger un tour por los principales puntos de interés de la ciudad. Se trata de un tour muy particular: VIKING SPLASH.
Sobre un duck de la segunda guerra mundial (un vehículo anfibio), con cascos de vikingos vamos rugiéndoles a los transeúntes. Absolutamente divertido. Mientras, el conductor, ataviado con ropas vikingas (pero cómodas para conducir), nos va contando historias interesantes sobre los edificios y calles que nos encontramos al paso.
Partimos de St Stephen’s Green (uno de los chorrocientos parques del centro) y pasamos por el Trinity College, el Dublín vikingo, la catedral de San Patricio, la catedral de Christchurch, el castillo de Dublín, etc.
Y terminamos el recorrido terrestre en un muelle donde nos dan chalecos salvavidas para introducirnos en el canal.
Terminamos el tour con la garganta áspera y nos hacemos una foto con nuestro capitán vikingo.
A continuación y con las tripas haciéndonos gorgoritos (porque ya nos hemos hecho al horario irlandés para las comidas), buscamos un parque para el lunch. Después de pasear un rato por St Stephen, nos vamos a otro parque muy famoso y hermoso de la ciudad: Merrion Square. Por el camino pasamos por un hotel de altísimo nivel, el Merrion Dublin.
En el parque de Merrion Square visitamos a un escritor dublinés conocido en todo el mundo: Oscar Wilde (¿a quién nos recuerda?).
Las nubes amenazan lluvia, así que decidimos comer en ese parque ya que bajo los árboles no nos mojamos.
Después del lunch y de la lluvia (aunque no os lo creáis por las fotos) vamos de compras por el centro hasta las 14:30 aproximadamente. Tenemos planeado ir a un partido de hurling, deporte típico de Irlanda que consiste en una mezcla de rugby, hockey, fútbol y lucha salvaje por conseguir la pelota. Se trata de la final entre Dublín y Kilkenny. Estos últimos son los favoritos, pero nosotros animamos a nuestro Dublín: GO DUBLIN, GO!
Llegamos al estadio; no es difícil encontrarlo por la cantidad de gente que se dirige hacia allá. El ambiente es genial.
Pero Kilkenny realmente era buenísimo y vapulea a nuestro anfitrión. Otra vez será, Dublín.
Muy cansados, volvemos a casa. Algunos todavía tienen marcha en el cuerpo y quedan para después de la cena. Son los menos; la mayoría no sale más.
See you tomorrow.