Por fin alguien tiene el valor de llamar a las cosas por su nombre.
En realidad hace ya más de un año que vi a este juez de menores hablando sin pelos en la lengua, pero de vez en cuando hacen referencia a él y sigo dándole plenamente la razón.
Como decía un amigo mío -nunca llegué a entenderlo- “Al pan, pan y al vino, flus”