En la antigua Grecia los seres deformes eran muy requeridos para actuar en las representaciones teatrales, tanto que su demanda no dejaba de crecer, de ahí que muchas familias humildes se plantearan hacer negocio de ello, a saber: deformaban de manera consciente a sus hijos desde muy pequeñitos, procurando evitar su crecimiento o produciéndoles alguna incapacidad por medio de todo tipo de recursos.