Carta de Hedgehog

Hoy, sin remedio, no hago más que admirar la cadena de circunstancias que permitieron que se produjese lo que yo consideraba imposible, y es que aún no puedo creer que tu proximidad se haya precipitado de este modo…

Tú, con tus divertidos desplantes y con tu encanto, con ese corazón que te empeñas en esconder pero que yo sé que está lleno de sueños, tú que te cuelas en mi vida todos los días de forma inconsciente, tú y siempre tú, eres mi San Valentín y eres mi “literatura”, y es que últimamente, no hago más que pensar en libros que inspiran, de autores como tus ojos, en libros más hermosos que un atardecer, como el que me dedicó tu sonrisa, en libros de una pureza increíble, como el que perfiló tu piel, en libros que se vanaglorian de volar en el viento, como las notas que trazan tus manos, en libros que dejan huella, como el que firmó en mí tu nombre, en libros, al fin y al cabo, merecedores de no olvidarlos nunca, como tú.

Qué trabajoso me resulta decir con otras palabras que te quiero, y que aunque esto sea tu locura y yo tu invitada, con oírte caminar a mi lado tengo suficiente, pues simplemente deseo que, pase lo que pase, sea mucho o sea poco, allá donde te encuentres, no dejes de ser feliz hasta el último instante.

 

P.d: Podría haberme puesto enfática y decirte, por ejemplo, que suplico al universo que se detenga por ti, que anhelo congelarte el alma con una mirada…pero creo que todo eso estaba de más. Quizás no es la carta más bonita que puedo escribirte, pero sí la más sincera.

 

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