Las perniciosas consecuencias del Messenger

   Comentaba hoy con mis alumnos de 4º de ESO sobre cuánto influye sobre la escritura y la expresión el chateo y el messenger.

   Comentaba que la ortografía se aprende mediante la repetición y la visualización de la palabra escrita. Y si, como un tesoro, hemos ido guardando en nuestra memoria la imagen de cómo ha de escribirse cada palabra, cada vez que la vea mal escrita es un martillazo sobre el pedestal sobre el que se sustenta esta imagen. Y tras tanto martillazo mal dado (de tanto escribir mal la palabra) se nos viene abajo nuestro visual sistema ortográfico y nos volvemos ciegos ante las faltas. Es una pena que muchos que tanto cuidan su imagen no sean capaces de gastar un poco de ese tiempo que dedican al espejo en escribir mejor, pues, curiosamente, cuanto más se cuidan de su aspecto más horrible aparece ante mis ojos el desprecio que muestran por el lenguaje, por la materia de la que están hechos sus sentimientos y su espíritu. Para mí, es como si una hermosa mujer, que se acerca con una cuidada e interesante figura, oliese mal; como un coche reluciente y elegante no tuviese motor. Es más, me apena que la gente que tiene algo que decir no sepa decirlo.

   Porque esa es otra: la prisa y la velocidad a la que nos incita el insidioso programita, nos obliga a escribir sin pensar, sin recapacitar y sin pulir lo que decimos. No digo que en cada frase que se escribe en la cajita antes de darle a Enviar intentemos emular a Cervantes, pero es que esas conversaciones me recuerdan a las que se tienen en los ascensores, en la cola del médico o en el cruce de un pasillo con los que no se tiene nada que decir. Y encima eres un bicho raro si se te ocurre poner una coma, un signo de interrogación o (¡por Dios!), una tilde. Y sólo te encuentras cosas como:

Destripador del lenguaje 1:q aces

Destripador del lenguaje 2: po na, aki

Destripador del lenguaje 1: ta tudiando?

Destripador del lenguaje 2: si, gueno, aora no, XD

  ¿Qué necesidad tienen algunos de decir estas obviedades? ¿De dónde viene esa necesidad de estar en continuo contacto? Supongo que es la obligación vital que tiene el adolescente de estar con los suyos. Porque también hay que saber estar, comportarse, vestirse como se supone que debe hacerlo un hijo del siglo XXI. Y si no me remito simplemente a los valores que las imágenes y nicks trasmiten: humildad ( “a llegao lo mas salao”, “lamaxula”, …), detalladas descripciones (“larubia”, “tumoreno”, …) el pudor y el recato (esas fotos que parecen sacadas de las páginas de contactos de cualquier periodicucho, llenas de miradas insinuantes, gafas de sol como únicas prendas visibles, …)

   En fin, no sigo con el tema de las maravillosas amistades que se consiguen por aquí, al maravilloso descubrimiento de esas almas gemelas a la espera del verdadero amor, … Me estoy haciendo viejo.

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