Sobre el autor
El autor estuvo íntimamente relacionado con el mundo editorial y fue militante del partido comunista. Murió once meses después de la publicación de la obra (2004) y no pudo disfrutar del rotundo éxito ni del profundo reconocimiento que suscitó el libro. Recibió diversos premios.
Sobre la obra
- El título: la obra está constituida por cuatro historias cuyos títulos son: “Si el corazón pensara dejaría de latir”, “Manuscrito encontrado en el olvido”, “El idioma de los muertos” y “Los girasoles ciegos”. La última es la que da título al libro , quizá el más significativo y que utiliza textualmente uno de sus protagonistas, el hermano Salvador, al confesarse perdido en un mundo que no conoce el sol.
- Estas cuatro historias están relacionadas dos a dos: la primera con la tercera y la segunda con la cuarta. Los protagonistas de las impares son militares y los de las pares, civiles. Además, el capitán Alegría de la primera historia aparecerá en la tercera, y la madre que aparece para morir en la segunda es la hija de los protagonistas de la cuarta. Por tanto se refleja en la primera y la tercera unos hechos más cercanos a la guerra donde el tema fundamental es la justicia, mientras que en las otras aparecen unos personajes que se aman e intentan sobrevivir.
- Alguno de los temas ya se han señalado: justicia, amor, familia, … Pero lo fundamental es que ninguno de ellos conseguirá sobreponerse al poder destructor de la guerra, máxime cuando esa guerra fue civil y especialmente cruel. De hecho, las historias se llaman “derrotas”, pues los protagonistas serán derrotados por un ensañado enemigo.
- El ambiente es opresivo, supera la capacidad del ser humano que queda destruido. Relata los hechos ocurridos desde el final de la guerra hasta la inmediata posguerra.
- El narrador utiliza con habilidad distintas técnicas como la del “manuscrito encontrado” de la segunda, o las voces corales que cuentan la cuarta. Se utiliza también cierto perspectivismo al utilizar distintas fuentes como la correspondencia de los personajes, las actas del juicio, el diario del poeta, testimonios …
Para terminar y añadir una nota de humor a un libro tan oscuro, os pongo el fragmento que se propuso en el examen de selectividad de hace dos años y donde alguno entendió de otra manera la salida del escondite del padre de Lorenzo y, con ello, dejó patente su profunda ignorancia, demostró que no se había leído el libro y se ganó un suspenso:
Ahora lamento no haber dicho a mis padres que el hermano Salvador me vigilaba, porque el día que se presentó en casa de improviso no estaban prevenidos. Llegó dando patadas a la puerta y gritando. Mi madre no tuvo más remedio que dejarle pasar. Recuerdo que la casa estaba casi sin muebles porque se los estaba llevando gente desconocida por razones que no me atrevía a preguntar pero que yo atribuía a su pobreza y no a la nuestra. Entró como una exhalación llamándome y no dejó de vociferar hasta que me encontró en la cocina fingiendo leer Alicia en el País de las Maravillas. Me preguntó cómo estaba, me arrancó el libro de las manos, me lo devolvió inmediatamente y me pidió, sin esperar mi respuesta, que le dejara hablar un momento con mi madre. Durante muchos años me ha atormentado el remordimiento por haber invocado a los leprosos para que se comieran a ese energúmeno que estaba haciendo daño a mi madre, porque cuando acudí aterrorizado al oír sus gritos, vi cómo mi padre, desangelado e impotente, se abalanzaba sobre el hermano Salvador que estaba a horcajadas sobre ella, que se protegía el rostro con las manos para evitar el aliento de aquel puerco que hocicaba en su escote. Mi padre había salido del armario.