Repasando la prensa deportiva catalana de estos días, me encuentro unos enfoques de la actualidad del Real Madrid que, cuanto menos, me parecen curiosos, y eso por no calificarlos de otra manera, a saber:
– En relación a la polémica iniciada por el entrenador del Real Mallorca, Gregorio Manzano, acerca de si el árbitro ayudó al Madrid y que iban a tener que jugar en el Bernabéu contra doce, los rotativos catalanes titulan “Manzano denuncia”. En cambio, imaginemos qué dirían si, esto mismo, lo hubiera dicho el entrenador del Real Madrid, estoy seguro de que los titulares indignados dirían, más o menos, lo siguiente: “Intolerable presión sobre los colegiados”, “Juego sucio del Madrid”, etc, etc, pidiendo a voz en grito las máximas sanciones para el equipo blanco por poner en peligro el desarrollo pacífico de la competición.
– En cuanto a la eliminación del torneo copero en la misma eliminatoria, la unanimidad catalana también es destacable, acusando a los blancos, ¡cómo no!, de los mismos defectos de siempre: “bocazas”, “prepotentes” y un largo etcétera, y todo porque los merengues, pobrecitos, se habían atrevido a decir públicamente que aspiraban a ganar los tres torneos que estaban en juego, e, incluso, en una actitud imperdonable que merecería, como mínimo, el fusilamiento inmediato, su presidente se había atrevido a ofrecerles una prima económica si conseguían ganarlo todo. Por supuesto, cuando el año pasado el F. C. Barcelona al completo, empezando por su presidente, el ínclito Joan Laporta, se llenaba la boca de declaraciones del tipo de que iban a ganar los siete títulos que disputaban, el tono de los diarios catalanes era muy distinto, aquellas manifestaciones no denotaban arrogancia o prepotencia alguna, qué va, eran simplemente legítima manifestación de la innata ambición propia de un club campeón. En fin, esto es lo que nos toca leer día tras día. Y que conste que todo lo que aquí denuncio, con algún leve matiz, sería aplicable al revés, esto es, a lo que publicarían en el caso contrario los diarios deportivos madrileños. Como un reputado filósofo de talla internacional que suele visitar este blog dijo en cierta ocasión, ¡qué cruz!.