Martes. Primer día de clase, clase. Chicos repartidos por las aulas mezclados con rusos, italianos y, como no, otros españolitos. La mañana pasa más despacio para ellos: son clases, claro.
Tras el lunch, tenemos la primera salida de actividades fuera del colegio: BOWLING. Caminata de diez minutos hasta la parada del autobús y otros diez minutos para llegar. Los chicos se dividen: las chicas, bolos y los chicos prefieren billar (“pool”). Juegan con otros chicos de otras nacionalidades (hay que decir que nuestros niños tienen mucho éxito con las rusas).
Después de la bolera, de vuelta al cole y a las casas a cenar. La pregunta del día: “¿Quedamos hoy?” con cara de sí, porfi-plis. Así que nos vamos a un parque precioso en la zona de Raheny (donde viven Adela y Fernando), el parque de Saint Anne. Raúl lleva balón de fútbol, así que diversión asegurada. Al fondo hay un partido de hurley y los nuestros se lo pasan pipa.
“¡Eh, chicos! Hay que estar a las diez en casa. Let’s go!
See you tomorrow.