Hoy, miércoles, las clases ya parecen más llevaderas. La mañana transcurre con total normalidad.
Después del lunch, hay actividades en el colegio: tenis y arte a primera hora y todos a cantar a segunda. Menuda panda de artistas tenemos entre nosotros. Parecen la familia Trapp. De aquí a Tú sí que vales.
Después nos vamos directamente al centro de Dublín. Hacemos un pequeño tour empezando desde Tara Street (estación del Dart que usaremos principalmente cuando vayamos al centro). Primera parada: Temple Bar, una de las zonas más emblemáticas de la ciudad: colores, olores, bares, tiendas (aunque hoy no había músicos).
Queremos localizar un meeting point, en caso que alguno se despiste. Así que pensamos en la estatua de Molly Malone
… pero no la encontramos porque la están reparando. ¡Vaya chasco! La única Molly que encontramos fue una pintura en un hotel, pero no vendía marisco:
Luego, a Grafton Street: compras, compras y más compras. Allí nos encontramos con unos leprechauns (duendes irlandeses) muy particulares.
Compran sudaderas, gorras y camisetas en las tiendas Carrolls (típica tienda de regalos en Dublín). Visitamos también un centro comercial precioso en St Stephen’s Green, pero las tiendas cierran pronto y apenas podemos hacer compras allí, aunque sí alguna foto.
Y tanto andar y comprar nos da hambre. Hora de cenar. ¿Dónde vamos? Unos que si a un burguer ; otros, que si pizza. Ganan estos últimos. Tenemos ganas de probar un Domino’s Pizza y vemos que hay uno cerca de nuestras casas. Así que cogemos el tren y allá que vamos. Resulta ser un servicio de pizza a domicilio, pero las compramos y nos las tomamos en un parque.
Y a las 21:30, a casita a dormir. A ver qué pasa mañana.